20110314

Lady Love: Prólogo

Publicadas por Syrus Zuviel a la/s 12:30 a.m.
P r ó l o g o .

Toda gran historia tiene un trágico principio. La mía lo tiene también. De esas tragedias completamente inesperadas y horrorosas. De esas que te cambian por completo, haciendo que tu vida de un giro de 180 grados; donde todo ahora ya no es igual, donde todo lo que creías cierto se vuelve un espejismo en medio del desierto.
Trágico aquel día, en medio de mi invierno número diecisiete. Agotado de una tediosa jornada escolar llegaba a casa, pasando como un espíritu entre los invitados de mi padre para dirigirme directo hacia mi habitación. Lancé lejos mi mochila, entré a mi baño privado y me mojé la cara para tratar de quitarme tanta ira de encima.

Vivía en aquella época la peor crisis de mi adolescencia, por culpa de mi apariencia. Había pasado desde los trece hasta los dieciséis años tratando de llamar la atención de mi generación, lo cual parecía ir viento en popa, pues era uno de los más populares, por no decir el más popular. Pero todo cambió al darme cuenta que la fama que había adquirido no era precisamente la que yo deseaba.

Generalmente vivía rodeado de hombres, chicos apuestos y muy simpáticos que me seguían a todas partes y obedecían mis órdenes. Curiosamente, comencé a notar que, a pesar de mi alta popularidad, no había muchos chicos que se interesaran en mí. La respuesta me fue dada para la fiesta de aniversario de mi escuela.

Reina de la escuela…

… Y el mundo se acabó para mí.

Desde entonces hasta ahora, he intentado por todos los medios cambiar la percepción que esos estúpidos tienen de mí. Porque a pesar de mi orgullo, necesito la aprobación de esa manga de retrasados para sentirme completo. Necesito que lo entiendan. Yo no soy una chica. Necesito que me miren a los ojos y sepan que no soy un maldito gay. Juro que no lo soy… me da asco de sólo pensarlo.

Sin darme cuenta el tiempo que pasé delante ese espejo, noté el silencio que había en ese momento. Pensé que todos esos intrusos traídos por mi padre se habían ido, a si que opté por salir de una vez por todas. Aun así, antes de salir de la recámara miré a través de la ventana de mi habitación. A través de ella pude ver la figura menuda de madre despidiendo a uno de los matrimonios que había estado en la casa hace unos momentos. Bajé por las escaleras entre la penumbra, guiándome por la experiencia que me daba el haber vivido toda una vida en aquel lugar. Pero entre tanta oscuridad, pude apreciar desde lejos la luz que escapaba de la oficina de mi padre. Tenía prohibido entrar en ese lugar, pero ese día… justo ese día… me dejé seducir por la invitación que la puerta entreabierta me brindaba.

Si no hubiera abierto esa puerta, no sería quien soy ahora.

Lleno de horror observaba como mi padre, ese hombre frío e imponente, besaba con descaro al hermano menor de mi madre. Sentí el asco atacándome con violencia y la ira que me inundaba sin poder evitarlo. Recuerdo haber empujado la puerta de golpe y haber caminado hacia ellos; también recuerdo haber visto los útiles de oficina detrás de ellos, creo que buscaba algo. Justo en ese momento, en ese preciso instante, escuche esa última palabra de él.

HeeChul fue lo que dijo. Y ya no recuerdo nada más.

Si no lo hubiera dicho, no sería quien soy ahora.

Para cuando volví a ser consciente de mis acciones, estaba entremedio de unos matorrales, mis manos ensangrentadas temblaban y tenía mi teléfono móvil entre mis manos. Sabía que había llamado a alguien, que había hecho algo y que debía correr lejos y no volver nunca; pero nada podía recordar, absolutamente nada.

- HeeChul…- escuché a mis espaldas y la sangre se me heló. Esa escena volvió a mi mente de golpe y traté de correr pasando por encima de quien me había llamado. – No, HeeChul. Ven, tienes que salir de aquí-

- Hannie…- era él. Oh, gracias a dios era él – ¡Hannie!...- me abalancé sobre él y lo abracé con todas mis fuerza. Tomé de su mano y corrimos juntos hasta que nuestros pies no pudieron más.

Lo dejé atrás todo; mi casa, mi vida, mis padre, mi pasado. Mi “yo”.


HeeChul murió. Fue el único muerto de ese accidente horrible. Ahora sólo quedo yo. Cinderella… sólo Cinderella.

Yo, quien ha visto con sus propios ojos las formas que pueden llegar a tener el amor. Yo, quien sabe que el actuar tarde puede pagarse caro. Yo, quien sabe que el amor es siempre lo más importante.

Yo. Lady Love.

~~~o~~~

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