Loki parecía ser una persona normal. Con 24 años había obtenido un contrato definitivo en una empresa farmacéutica, tomando un pequeño cargo en la especialidad que tanto le llenaba: investigación. Tenía estudios finalizados, familia, un hogar y recientemente un trabajo. Tuvo amigos en el colegio, pubertad, novia; pasó por todas las cosas por las que un hombre normal debería.
Sí, ese fue su sueño frustrado, ser un adulto común y corriente.